La presencia de olivares en tierras sur orientales de Galicia que gozan de un clima oceánico mediterráneo se remonta a la era castrense. "Estos antiguos pobladores, se alimentaban además con aceitunas, pero desconocían los métodos de extracción del aceite, ya que en su dieta sólo empleaban grasa animal".
Con la conquista de los romanos, los conocimientos de estas técnicas fueron transmitidas y Galicia se convirtió entonces en uno de los territorios conquistados del que más aceite se transportaba en ánforas para la capital, ROMA; del 130 al 250 DC.
Luego de los árabes, en la conquista de América por los españoles, la producción de este preciado líquido curativo, medicinal y alimentario, se incrementó en zonas como Baiona o Pontevedra por la necesidad de exportación al Nuevo Continente descubierto, pero los Reyes Católicos, en una política de favoritismo a otras zonas del reino, hizo arrancar una gran cantidad de olivares en esta tierra, lo que supuso el declive final en el siglo XIX..
La Asociación de Aceiteros no tiene datos de la cantidad de olivos plantados pero se calcula que la producción anual supera los 1.600 litros aunque como toda cosecha está sujeta a distintas variables. Como variada es la gente que se acerca cada año a comprar la botella de litro de aceite que ronda los 20 euros, pero que tiene notables diferencias con el que si compra en los supermercados.
Desde la Asociación de Productores de Aceite ya se trabaja con la idea de convertir el producto en denominación de origen y para que fomente su comercialización.
Estudios impulsados por el campus de Lugo, de la Universidad de Santiago de Compostela, ven posibilidades en este cultivo y ya existen instituciones como el Foro Valdeorras Século XXI que reclaman planes específicos para la extensión del cultivo a otras zonas limítrofes como el oriente ourensano.
Quiroga, Ribas de Sil, Valdeorras, Larouco, Verín, Tomiño, O Rosal o A Guardia, son en la actualidad "comarcas" en las que se siguen cultivando olivares y elaborando un producto autóctono de propiedades inigualables.
La cabecera de comarca, Quiroga, engloba una amplia actividad económica, como centro comercial e industrial (explotación de pizarras). Pero sin duda destaca por la producción de excelentes vinos- citados ya en el S. XVIII- y de aceite. El microclima del valle de Quiroga permite el desarrollo del olivo. La abundancia de aceituna llevó a la construcción de numerosos molinos de aceite, que se conservan gracias a una importante labor de restauración.
La Muestra del Aceite se celebra anualmente en los meses de enero o febrero en la almazara o molino de aceite de Guillermo Nogueira en Bendilló, que probablemente tiene más de 300 años
El lugar fue acondicionado para albergar los distintos puestos donde se pone a la venta el aceite, además de todo tipo de productos típicos de elaboración artesanal como vino, licores, magdalenas de castañas, pan de casa, etc., todo ello acompañado por la degustación del tradicional “pulpo á feira”.
La actividad central de la muestra es la posibilidad de poder contemplar el proceso íntegro de elaboración artesanal y tradicional del aceite, realizándose dos moliendas completas durante todo el día.
El proceso consiste en moler las aceitunas en el molino que consta de una piedra redonda vertical que gira sobre una base cóncava del mismo material. A la pasta resultante se le añade agua caliente y se traslada a un recipiente donde por las diferentes densidades se separa el aceite del agua.
Con esta muestra se intenta promocionar un producto que en otro tiempo tuvo gran importancia y que en la actualidad se trata de recuperar con nuevas plantaciones.
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