jueves, 11 de agosto de 2011

Semillas Desinfección


Normalmente son varios los criterios que nos hacen escoger las plantas para la producción de semillas y entre estos criterios están los de resistencia a enfermedades, en especial hongos. Hay casos en que conseguimos semillas tradicionales o autóctonas de alguna persona en que este criterio se ha ignorado ya que muchas de estas variedades también son cultivadas por personas que no practican la agricultura ecológica y al menor síntoma de enfermedad aplican el producto correspondiente o aplican productos químicos preventivamente. El resultado son plantas que en ecológico pueden presentar problemas de enfermedades.

En otros casos simplemente hemos hecho mal las cosas y hemos provocado nosotros mismos la enfermedad.


En cualquiera de los dos casos no queremos perder la variedad y pretendemos guardar las semillas con la esperanza de que en futuras generaciones vayamos resolviendo este problema a través de la selección y una buen manejo del cultivo.

Como bien sabreis los hongos se reproducen por esporas que se diseminan muy fácilmente y es por este motivo que es muy probable que nuestras semillas también estén infectadas o al menos porten las indeseables esporas. Si no se hace nada al respecto las plantas se verán afectadas desde el semillero y no tendremos más remedio que deshacernos de ellas y de las semillas. El problema se agrava porque puede afectar a otras plantas vecinas de la misma familia botánica o de familias que sufran las mismas enfermedades.

Para evitar este problema recurriremos a la desinfección de las semillas con el fin de evitar la propagación de la enfermedad, tener una oportunidad de hacer las cosas mejor el próximo año o mejorar la variedad a través de la selección.

El método está al alcance de cualquiera es el de la desinfección en agua caliente. Necesitaremos una cacerola con tapa, un termómetro para líquidos (químico) que alcance al menos 70ºC (lo recomiendo analógico que son más rápidos y precisos aunque parezca mentira; se pueden conseguir en tiendas que vendan instrumental para laboratorios), un colador, una cuchara de madera y agua.

El procedimiento es bien sencillo, ponemos las semillas en la cacerola y echamos el agua hasta que las cubra. Si se trata de semillas pesadas que se hunden hasta el fondo de la cacerola debemos utilizar un colador o algo similar para evitar que toquen con el fondo que es donde más temperatura se alcanza. El fondo de la cacerola está en contacto directo con la fuente de calor, ya sea llama o vitro, y puede alcanzar temperaturas muy superiores a las requeridas pudiendo perder las semillas.

Ponemos la cacerola a calentar a fuego suave y removemos constantemente para que el agua se caliente por igual. Es importante medir a menudo la temperatura porque no debemos superar los 50ºC. La mediremos después de haber removido y a medio camino entre la superficie del agua y el fondo de la cacerola. Una vez se alcance la temperatura indicada retiraremos la cacerola del fuego y le pondremos la tapa. En este momento se empieza a contar el tiempo. Cada pocos minutos comprobaremos la temperatura y removeremos, esto se hace porque bajará más acusadamente en la superficie que en el fondo. Cuando empiece a bajar la temperatura del agua volveremos a acercar la cacerola al fuego y así cuantas veces sea necesario en esos 30-40 minutos.

Pasado este tiempo y utilizando un colador, separaremos las semillas del agua y refrescaremos las semillas con agua fría. Escurrimos bien y pondremos a secar sobre un trapo limpio, un papel de cocina, una servilleta, papel de periódico o lo que mejor nos venga pero que sea absorbente, nada de plásticos. Si son semillas pequeñas se secarán rápidamente al aire, pero si son de más calibre conviene meterlas un rato en el horno.

Se pone un trapo sobre la bandeja del horno y se extienden las semillas sobre el mismo. No pondremos las semillas directamente sobre la bandeja del horno o sobre ninguna superficie metálica porque tienden a acumular el calor y nos pueden arruinar las semillas.

Se introduce en el horno dejando una rendija abierta para que la humedad escape bien del horno, el secado sea más rápido y eficiente, y para evitar que se nos asen con lo que perderíamos la variedad. La temperatura será de unos 50-70ºC dependiendo del horno, y la opción del horno será de calor por arriba y por abajo. Dejando una rendija abierta la temperatura del interior no llega a ser preocupante, de todos modos estaremos muy pendientes e iremos tocando las semillas cada poco tiempo para comprobar la temperatura y si son muchas las iremos removiendo para que las del fondo pasen arriba y las de arriba al fondo. Al tocar las semillas y el fondo de la bandeja debemos notar calor, no debemos quemarnos nunca. Recordad que se trata de secarlas no de hacerlas un tratamiento de calor para desinfectarlas, ese ya lo hicimos previamente. Si os da más seguridad poner la temperatura del termostato todavía más baja.

Cuando noteis que se han secado las sacais del horno y las poneis sobre algún material absorbente y permeable o similar para que se terminen de secar durante unos días. En semillas grandes parece que se han secado completamente pero en realidad lo han hecho solo por fuera.

Tras el completo secado se guardan en tarros de cristal y debereis hacer un test de germinación para comprobar como ha ido todo. Como sé que al principio se duda de todo lo que se desconoce, para más seguridad haced el proceso completo con unas pocas semillas, cuando comprobeis que funciona bien y ganeis seguridad con el método podeis tratar el resto de semilla o todas las que hagan falta.

Aquí os dejo un link donde podreis conseguir el termómetro:


Son gente seria.

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